Situado a la entrada o salida de la localidad alavesa de Laguardia (todo depende por dónde se mire) nos encontramos por pura casualidad este coqueto restaurante de cocina vasca, ‘Amelibia’.
Inaugurado en 2005, tiene unas impresionantes vistas a los viñedos y a la sierra de Cantabria. Decorado con cálidos colores, la amplitud del espacio y de sus mesas hace que la experiencia sea todavía más agradable.
En su variada carta -con platos aptos para celíacos- se mezclan propuestas basadas en la cocina tradicional, con una excelente materia prima, pero aportando siempre el toque personal de su autor, Patxi Amelibia. Nosotros compartimos estas tres delicias: Carpaccio de bacalao sobre salsa fina de ali-oli, suave y con una salsa sabrosísima.
Gratín de queso de cabra y compota de manzana con su reducción, en su justa medida de dulzor y con esta presentación tan apetitosa.
Y Cochinillo confitado al horno, deshuesado sobre manzana ácida, suave y jugoso, con la piel brillantísima y crujiente, una de las estrellas de la casa, como pudimos averiguar después. Acertamos de pleno pidiéndolo.
No somos muy golosos, pero no pudimos evitar caer en la tentación de probar este original postre, Chocolate amargo con sal Maldon y aceite de oliva virgen, algo que no habíamos saboreado nunca, indescriptible la mezcla de dulce, salado y amargo.
Alejandra, la encantadora responsable de la sala nos recomendó este blanco de Bodegas Landaluce, 60% Viura y 40% Malvasia, que se elabora en Laguardia. Nos vimos ‘obligados’ a fotografiar también la botella de agua. ¿Verdad que es bonita?
Aquí os dejamos la fachada de ‘Amelibia’. Una grata experiencia gastronómica os espera tras sus puertas. A veces, sin haber hecho planes, éstos salen a la perfección.
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